1
¿Es posible el desarrollo endógeno en territorios pobres y
socialmente desiguales? (1)
Patricio Vergara,
Doctor © en desarrollo económico, U. Autónoma de Madrid. Consultor internacional.
“Hace pocos años, a pesar de las advertencias de numerosos economistas, políticos en
América Latina y Washington afirmaban que el crecimiento económico por sí solo cuidaría
de los latinoamericanos más pobres. Muchos creían en eso, pero hoy ya no lo hacen. El
crecimiento fue demasiado lento y, en América Latina, que posee la mayor brecha entre
ricos y pobres, las ganancias fueron a parar a las manos principalmente de los ricos. Se
compran telefonos celulares en exceso mientras el arroz es insuficiente” Editorial del New
York Times (1997) citado por Kliksberg (2002).
La pertinencia latinoamericana de los nuevos enfoques del desarrollo
La emergencia de nuevos territorios regionales en el mundo globalizado y
crecientemente impactado por la tecnología y el conocimiento del siglo XXI,
comienza a deparar algunas sorpresas para los antiguos enfoques del crecimiento
económico, surgidos en escenarios bien diferentes al actual. En el intento por
explicar porque algunas regiones “inesperadamente” han conseguido desarrollarse
(como el caso de la Tercera Italia) la teoría regional ha ido incorporando nuevos
conceptos de gran potencial (tales como capital social, gobernanza, capital cívico,
entre otros), dando lugar a lo que ya muchos autores consideran, un verdadero
cambio paradigmático (2).
A partir de los años 80, la teoría del desarrollo endógeno comienza a ser construida
como cuerpo teórico en base a esas recientes experiencias históricas
(especialmente en Europa, USA y el mundo desarrollado) y ha asimilado sus
conceptos, aunque como todo nuevo paradigma presenta importantes espacios que
completar e investigar (Vázquez Barquero; 2004). Hoy día dado su importante
capacidad explicativa, el nuevo paradigma comienza a ser aplicado a la realidad de
regiones periféricas, incentivando a comunidades, tomadores de decisión públicos y
privados, ONGs y otros agentes territoriales a una acción colectiva a partir de sus
propias capacidades y potenciales locales (Vázquez Barquero; 2002). Así, América
Latina, en particular, ha comenzado a ser sujeto de estudio y de aplicación de
políticas con este nuevo sello del Desarrollo Endógeno, caracterizado por énfasis en
la generación y fortalecimiento del capital social, la difusión de conocimiento, el
emprendimiento social, la gobernanza unida a la descentralización y el
empoderamiento comunitario, entre otros ingredientes de la “receta”.
Una de las ideas que ronda en las cabezas de los latinoamericanos desde hace
décadas es precisamente la pertinencia de las nuevas teorías del desarrollo (3)
(Boisier et. Alli; 1981) . En que medida ese nuevo conocimiento sobre desarrollo
territorial puede ser útil para la realidad latinoamericana, que presenta “anomalías”
básicas en su sistema social?
2
La idea de un conocimiento universal basado en conceptos construidos en latitudes
diferentes (además de momentos históricos particulares) ha sido fuertemente
cuestionada desde la década de los 60 y 70 en América Latina (especialmente en su
versión de la teoría de la modernidad) pero ha retomado aliento recientemente de la
mano del neo-liberalismo y el pensamiento único, dado las propias incapacidades
del modelo dependentista latinoamericano (Portes; 2001).
En un momento en que los teóricos de la complejidad cuestionan las antiguas leyes
de la física, cabe preguntarse si las “leyes sociales deterministas” operan o no en
este singular territorio que es América Latina y en particular en algunas áreas
enormemente resistentes a las terapias desarrollistas y neoliberales. Es que las
“leyes de la gravedad” opera de una forma diferente en este lugar del planeta, dado
que dichos territorios, como el Nordeste (4), han superado determinados umbrales
en aspectos esenciales de la vida social? Y cuales serían esos componentes
decisivos? ¿No existen otras generalizaciones empíricas de la realidad de América
Latina que aportar a la teoría del desarrollo territorial, en momentos en que se
construye el nuevo paradigma?
A estas interrogantes se dedican las siguientes líneas de este artículo, destinadas a
mostrar que existen particularidades propias de América Latina que considerar en la
propia concepción de las determinantes del proceso de desarrollo endógeno y no
sólo en su aplicación.
El desarrollo endógeno: un nuevo paradigma para los tiempos de la
complejidad
Thomas Khun nos ha mostrado que todo período de cambio paradigmático en la
ciencia se genera a partir de la aparición de anomalías o casos que contradicen las
teorías del mainstream, como es el caso en debate (Khun;2000 ). Así, se ha ido
gestando un relativo consenso entre la comunidad científica de que aún se sabe
poco acerca del desarrollo (Boisier; 2002) y que éste es una ecuación cada vez más
compleja (de Franco; 2003), dado la variabilidad del entorno mundial y las
innovaciones tecnológicas y societales. La preocupación central actual está dada por
el aumento de la complejidad y de su correcta interpretación (Capra;2002). Este
fenómeno se caracteriza porque muchos cambios sociales se han vuelto
irreductibles al control humano, causando gran disonancia cognitiva y discontinuidad
(por ejemplo, la problemática ambiental, el crecimiento de las grandes ciudades o la
convivencia multicultural). Como consecuencia de esta baja capacidad predictiva y
operativa, la mayor parte de la teoría del cambio social, así como las formas
tradicionales y los viejos estereotipos del sentido común, se han tornado
insuficientes para comprender el cambio de los entornos (Boisier; 2003).
Dado que el desarrollo es “una ecuación compleja” entonces no se trata
simplemente de optimizar variables relacionadas con él, pues el mix que genera el
desarrollo tiene su “punto” y su gusto distintivo Para Augusto De Franco, destacado
teórico brasileño, los principales ingredientes del desarrollo son el capital humano,
entendido principalmente como capacidad de emprendimiento y el capital social,
3
entendido como confianza, reciprocidad y relaciones de cooperación (de Franco;
2004).
De acuerdo con Boisier (2003), en este nuevo contexto cognitivo puede entenderse
el desarrollo territorial “como una propiedad emergente de un sistema territorial
complejo, altamente sinergizado”. El desarrollo sería entonces un fenómeno propio
de la simultaneidad y no de la secuencialidad y que puede entenderse como autoorganizado
o como inducido deliberadamente por sus propios agentes (5). Si esto es
así, la clave está en la generación de capital sinergético, articulador de las demás
formas de capital (entre ellos el social y humano), capaz de generar un aumento de
la densidad de la sinapsis y la energía del sistema (6).
El Banco Mundial ha reconocido las dificultades para abordar el complejo desarrollo
y ha advertido que sus recetas de las décadas pasadas hoy pueden resultar
contraproducentes (Banco Mundial; 2000). El Premio Nóbel de Economía Joseph
Stiglitz, ex Vicepresidente de este organismo multilateral, ha sostenido que la
experiencia latinoamericana sugiere que deberíamos reexaminar, rehacer y ampliar
los conocimientos sobre la economía del desarrollo que son tomados como verdad
(Stiglitz; 1998) y, más recientemente, que “el desarrollo abarca no sólo recursos y
capital sino una transformación de la sociedad.” (Stiglitz; 2002). El propio Presidente
del Banco Mundial, James Wolfensohn, ha sostenido que “la auto-conciencia y el
orgullo que viene de identidad cultural es una parte esencial del empoderamiento de
comunidades para tomar en sus manos su propio destino” (Banco Mundial;2004), lo
cual nos acerca a la idea de desarrollo endógeno.
Desarrollo endógeno implica “la capacidad para transformar el sistema socioeconómico;
la habilidad para reaccionar a los desafíos externos; la promoción de
aprendizaje social; y la habilidad para introducir formas específicas de regulación
social a nivel local que favorecen el desarrollo de las características anteriores.
Desarrollo endógeno es, en otras palabras, la habilidad para innovar a nivel
local”(Garofoli; 1995).
El desarrollo endógeno obedecería a la formación de un proceso emprendedor e
innovador, en que el territorio no es un receptor pasivo de las estrategias de las
grandes empresas y de las organizaciones externas, sino que tiene una estrategia
propia que le permite incidir en la dinámica económica local (Vázquez Barquero;
1999). De ahí la importancia de conocer las culturas locales de emprendimiento, las
tendencias a la innovación en los agentes locales y en particular las ideas que las
elites tiene acerca del desarrollo.
Como muestra Antonio Vázquez Barquero (2004), las cuatro fuerzas que impulsan el
desarrollo son: a) la organización flexible de la producción; b) la difusión de las
innovaciones y el conocimiento; c) el cambio y adaptación de las instituciones, y d) el
desarrollo urbano del territorio.
La interacción entre estas fuerzas da lugar al denominado efecto H, un factor de
eficiencia del proceso de acumulación económica. Para efectos del presente artículo
interesa rescatar aquí las siguientes ideas, presentadas in extenso por Vázquez
Barquero en diversos artículos y libros (Vázquez Barquero, 1999, 2002 y 2004 )
4
a. Los procesos de difusión de innovaciones y del conocimiento están
condicionados por el entorno, es decir, el sistema de empresas, instituciones,
actores económicos y sociales.
b. El desarrollo tiene profundas raíces institucionales y culturales y resulta
fortalecido en aquellos territorios que tienen sistemas evolucionados y
complejos. Así, las estructuras familiares, la cultura y los valores locales
también condicionan los procesos de desarrollo local.
b1) Cuando las empresas están integradas en hogares con densas redes de
relaciones, donde están involucradas con instituciones de enseñanza y de
investigación, asociaciones de empresarios, sindicatos y gobiernos
locales, los recursos locales disponibles son utilizados con mayor
eficiencia y la competencia es mejorada.
b2) Otros aspectos no menos importantes son la aceptación de un modelo de
sociedad en que el esfuerzo y la ética son premiados, la capacidad
empresarial es considerada un valor importante y donde se cultiva la
movilidad social.
c. La confianza mutua entre los empresarios genera la cooperación y garantiza
las transacciones entre las empresas locales, posibilitando economía de
costes, y la ética del trabajo que trae mejora de la calificación de los recursos
humanos, reduciendo los conflictos sociales y favoreciendo el proceso de
acumulación de capital.
d. La diferencia en la dinámica de las ciudades y regiones residen, sobre todo, en
la interacción entre los mecanismos y fuerzas que inciden en el desarrollo
endógeno; es decir, en las externalidades que genera la interacción entre estos
procesos.
e. Por tanto, la política de desarrollo local tiene como esencial objetivo actuar
conjuntamente sobre todos los mecanismos de acumulación, intentando
mejorar la sinergia entre las fuerzas del desarrollo endógeno.
f. Las estrategias de desarrollo deben enfrentar el desafío del aumento de
productividad y de la competitividad del sistema productivo, de la mejora de
distribución de la renta y de la conservación de los recursos naturales y del
patrimonio histórico y cultural.
g. Es preciso analizar más profundamente los conflictos asociados con el cambio
institucional y el equilibrio de poderes de la sociedad para efectos de entender
las posibilidades de coordinar las estrategias de los actores territoriales.
Un enfoque de desarrollo endógeno nos obliga, entonces, a focalizar el análisis en
las condiciones locales y en los procesos sociales internos que están en la base del
proceso de acumulación económica regional. Entre ellos los relativos a la cultura
local y a las relaciones de poder, que probablemente afectan la propia interacción
entre las fuerzas del desarrollo y determinan por tanto el factor de “eficiencia H” del
proceso de acumulación.
Un enfoque de desarrollo endógeno permitirá, por tanto, una nueva interpretación
para la situación que enfrentan las regiones pobres y desiguales para las cuales el
crecimiento económico gestado externamente no parece ser “la“ salvación. La
aplicación de esta teoría del desarrollo permitirá también la identificación de las
nuevas potencialidades sociales acordes con los actuales desafíos de cada región y
una toma de conciencia colectiva acerca de las necesidades de nuevas
5
institucionalidades (normas) de convivencia social económicamente más eficientes y
socialmente más inclusivas.
Veremos brevemente a continuación cuales son las condiciones de aplicabilidad del
nuevo paradigma de Desarrollo Endógeno en los territorios de América Latina,
haciendo especial referencia a Brasil y Ceará (una de las zonas pobres más
desiguales del mundo). Para ello precisamos antes esclarecer cuales son las
relaciones entre crecimiento y desigualdad social en nuestro continente y porque es
importante estudiar las condiciones previas de exclusión social en un territorio antes
de emprender políticas de desarrollo endógeno.
Los latinoamericanos desconfían del crecimiento…y la democracia.
Desde fines del siglo XX una persistente pregunta recorre el vasto territorio de una
desesperanzada e incrédula América Latina: ¿es realmente el crecimiento
económico un eficaz instrumento para la superación de la pobreza y la inequidad
social generalizada en los países de la Región? ¿Cuál es el impacto del crecimiento
en países que ya poseen una larga historia de elevada desigual y exclusión social?
Estas son algunas de las preguntas que los grupos de trabajo de las instituciones
internacionales con presencia en América Latina están intentando responder
urgentemente, como se observa a partir de fines de la década de los 90 en las
publicaciones de CEPAL, BID, Banco Mundial, PNUD, según Kliksberg(2002).
Así, hoy en 2004, a pesar del favorable escenario mundial para 2004-2005 y de
haber superado un sexenio adverso (7), los países de América Latina miran con
creciente recelo las recetas externas destinadas a fomentar su “desarrollo”. Ello se
debe a que la Región recién acaba de recuperar el bienestar de 1997, el desempleo
se empina por sobre el 10% y la pobreza no desciende del 44%. Un magro resultado
societal en una década considerada favorable para el crecimiento económico, ha
llevado a perder la fe en las capacidades del crecimiento económico para reducir la
pobreza, mientras los índices de desigualdad social y territorial de la Región
continúan siendo los más elevados del mundo (CEPAL; 2003) y la propia
democracia empieza a tambalear (PNUD;2004).
A pesar de que los estudios realizados a nivel internacional (Bruno et.al 1996;
Deininger y Squire:1996; Ravallion y Chen; 1997, entre otros) tienden a mostrar el
efecto reductor del crecimiento económico sobre la pobreza, los datos de América
Latina, en cambio, parecen mostrar un inusual comportamiento del crecimiento
económico, dada la persistente presencia de una elevada desigualdad social, su
característica distintiva (Lustig, Arias y Rigolini; 2002). En los hechos Brasil un país
de fuerte crecimiento durante el siglo XX muestra las más elevadas concentraciones
de renta del mundo, generando lo que algunos han llamado “el caso anti-ejemplar”.
La comunidad académica latinoamericana comienza a mostrar fuertes signos de
inquietud y disonancia, mientras políticos y dirigentes sociales que prometieron a sus
pueblos desarrollo a través del crecimiento, se vuelcan hacia ella pidiendo
explicaciones por el deterioro de la calidad de vida, el aumento del desempleo, la
6
creciente pobreza y la agudización de la violencia, entre otros males sociales, aún
en contextos de crecimiento económico (PNUD; 2000).
En ese escenario, la antigua y manoseada hipótesis de Kuznets ha vuelto a la
palestra (8) y comienza a ser desmitificada (9), mostrando una fuerte carga
ideológica en sus difusores (Kliksberg; 2002). El propio título de la edición brasileña
del libro de Bernardo Kliksberg es ilustrativo: “Desigualdade na América Latina. O
debate adiado”, donde este directivo del BID se pregunta ¿porque en el lugar de
más desigualdad del mundo y con fuertes evidencias de que esa desigualdad reduce
los potenciales de crecimiento, no se ha gestado un debate serio y consistente al
respecto?
La respuesta, a mi juicio, se encuentra en carencias del conocimiento (Boisier; 2003)
pero también en necesidades ideológicas derivadas de las estructuras de poder
latinoamericano. De hecho para muchos políticos y economistas neoliberales, el
problema que debe ocuparnos sería la pobreza y no la desigualdad social,
sosteniendo que esta última sería una simple preferencia ideológica de los grupos
socialistas. Como veremos más adelante, esa explicación no resiste ningún análisis
económico serio, sin mencionar siquiera la necesidad de discutir los aspectos éticos
y sociales envueltos en el problema.
Nos concentraremos en primer lugar en el tema “académico” para posteriormente
abordar los aspectos políticos e ideológicos detrás de las posibilidades de generar
desarrollo endógeno en territorios donde operan circuitos reproductores de elevada
desigualdad social.
El crecimiento económico reproduce la desigualdad social en América latina
Existe un amplio pero reciente consenso en torno a que no cualquier tipo de
crecimiento genera desarrollo, lo que viene siendo enfatizado por el PNUD desde
una década y media atrás. Así, recogiendo una demanda de los gobiernos, CEPAL,
PNUD e IPEA presentaron un Informe basado en un extenso estudio econométrico
(CEPAL/PNUD/IPEA;2003) que concluye que, en América Latina:
1. El crecimiento económico tiende a concentrar riqueza.
2. La reducción de las desigualdades es un mecanismo más efectivo para la
reducción de la pobreza que el crecimiento económico.
3. Los elevados niveles de desigualdad de América Latina son un obstáculo para
el logro de un crecimiento más dinámico.
4. La desigual social, una característica de América Latina, muestra una gran
persistencia (10).
Otra investigación econométrica, del BID, de junio de 2001 para 17 países de
América Latina sobre la base de 76 estudios de encuestas de hogares, había
llegado básicamente a las mismas conclusiones. Según este estudio, en América
Latina durante los años 90, “la elasticidad de la pobreza con respecto a la
desigualdad es más de dos veces la elasticidad con respecto al crecimiento”
(Szekely; 2001).
7
En suma, un escenario previo de elevada desigualdad social parece ser un ambiente
inhóspito no sólo para que las políticas de crecimiento económico nacionales e
indiferenciadas puedan entregar resultados productivos sino también para generar
los rendimientos crecientes que permitan que la acumulación de capital cumpla con
su rol de motor del desarrollo endógeno. En particular destacan los bajos niveles
educacionales que impiden la difusión de las innovaciones, nuevas formas
productivas flexibles y el desarrollo de una nueva institucionalidad con mayores
componentes de ciudadanía, tres elementos claves del desarrollo endógeno.
Quizás la experiencia latinoamericana más notable para desmitificar el poder del
crecimiento económico en el desarrollo social es la de Chile. Pero también saber
como otros países están enfrentando el día DC, después del crecimiento.
Un caso de crecimiento con desigualdad social pero baja pobreza: Chile
Los límites del crecimiento son visibles en el caso de Chile, el país económicamente
más exitoso de A. Latina durante la década de los 90. A pesar de un elevado
crecimiento económico desde el retorno a la democracia en 1990, Chile mantuvo
imperturbable su elevada desigualdad social (11) y sólo consigue importantes
avances en la reducción de la pobreza (de 39 % a menos de 19% en el período
1990-2003), gracias a innovadores programas de gasto social focalizados en los
estratos más bajos (12) (Rivas;2004 y MIDEPLAN; 2004).
A pesar de que los niveles de pobreza son bajos en Chile y la educación secundaria
es obligatoria, subsisten importantes problemas de equidad, ya que otras variables
de la exclusión social continúan operando, como la calidad muy disímil de los
servicios educacionales para quienes se forman en colegios privados o públicos (13)
(Hardy; 2003). Las oportunidades de trabajo y de mejores ingresos, por tanto,
continúan reservadas para las elites (14). Para Kliksberg (2002; 61) la educación en
América Latina es una de las principales “fuentes reproductoras de las
desigualdades”.
La experiencia chilena de "crecimiento económico con baja pobreza pero con alta
desigualdad" ilustra, por tanto, que ni el crecimiento económico ni las políticas
sociales complementarias son capaces de avanzar significativamente en la remoción
del persistente y enorme obstáculo para el desarrollo y gobernabilidad de América
Latina que son hoy las desigualdades sociales y territoriales. Ellas están detrás del
“malestar” social y pérdida de calidad de vida que sienten los chilenos aún en la
bonanza económica (PNUD; 2000) y de la creciente conflictividad y violencia urbana.
Pero los efectos de la desigualdad también se hacen sentir en la escasa articulación
social de los proyectos económicos y sociales y en la erosión de la legitimidad del
Estado nacional latinoamericano y el desprestigio de la democracia representativa
(PNUD;2004). La existencia de regiones perdedoras y ganadoras es una realidad en
el Chile de comienzos del siglo XXI (Boisier y Lira; 1996) así como la existencia de
fuertes procesos de segregación espacial urbana en Santiago de Chile y otras
capitales (Sabatini; 2004).
8
La eficiencia del Estado y de las políticas sociales, que intentan torcerle la nariz a la
despiadada dinámica de un mercado conformado en un marco de elevada
desigualdad social, no debe ser despreciada, no sólo por una cuestión ética sino
también estratégica. Los subsidios de diverso tipo en salud, educación y otros
bienes públicos están destinados no sólo a aliviar la situación de pobreza sino
también a ampliar las capacidades de los grupos más carentes (MIDEPLAN;2004).
Así, a fines de 2003, el 20% de la población de menores ingresos de Chile (que
capta menos del 4% del ingreso autónomo) aumenta casi al doble su participación
en el ingreso total (7%), gracias a una adecuada focalización de los gastos de salud
(capta el 62%), educación (35%)y subsidios monetarios (48%), según MIDEPLAN
(2004). Interesante resulta comparar la situación de España y América Latina en los
últimos treinta años, período en que España consigue reducir considerablemente su
desigualdad social (desde un Índice de Gini de 0,46 en 1974 a 0,34) a pesar de su
menor crecimiento económico, gracias a la importancia que adquirió la
productividad del trabajo en la etapa previa de crecimiento económico, entre 1950 y
1973, algo que en ningún caso habría ocurrido en los países de América Latina
(Yañez; 2000).
Desigualdades sociales: enormes impactos, profundas causas
Como hemos visto anteriormente, la elevada y persistente desigualdad social de
América Latina es una singularidad para efectos de la teoría clásica del crecimiento
económico. La exclusión social, su forma más integral, es un fenómeno social de tal
importancia en el funcionamiento del sistema social que altera los demás procesos
básicos y otorga una dinámica muy diferente a las instituciones sociales,
económicas y culturales en que se basa nuestra vida colectiva (Kliksberg; 2002).
Pero esta elevada desigualdad social no sólo tiene enormes impactos sobre la
sociedad sino que responde a profundas causas, enraizadas en la estructura y
funcionamiento de nuestras naciones, como constata un reciente estudio del BID
(Lustig, Arias y Rigolini; 2002). Son estas causas las que, operando directamente a
través de la desigualdad social o a la grupa de otros fenómenos sociales como el
analfabetismo, la corrupción y la ideología, generan nuevas formas de exclusión
social y van dejando estrechos márgenes de libertad a cualquier proyecto de
desarrollo endógeno.
Programas de salud que garanticen un acceso universal a este derecho humano
básico, programas de calidad y cobertura adecuados para la promoción del capital
humano, políticas de formación y movilización de capital social y activos culturales,
programas de empleo basados en la micro y pequeña empresa asociadas, todas
éstas son áreas claves, según Kliksberg (2002) para generar las condiciones de un
desarrollo participativo.
Para Joan Prats, Director del Instituto Internacional de Gobernabilidad, “en América
Latina la desigualdad no es la consecuencia sino la causa de las imperfecciones de
la democracia, de los mercados, del estado de derecho, de la eficacia del Estado así
como de la extremada polarización social y política. Si su reducción progresiva no se
9
pone como prioridad de la agenda de desarrollo nuevas frustraciones acompañarán
sin duda a los nuevos programas que se propongan” (Prats; 2004).
Veremos a continuación como las desigualdades iniciales de una sociedad
restringen las capacidades de los gobiernos territoriales para emprender un sendero
de desarrollo endógeno, donde el crecimiento económico ayude a conformar no sólo
una sociedad más integrada y socialmente solidaria sino también económicamente
más eficiente.
Los efectos socio-políticos de la desigualdad social
La desigualdad social posee, ciertamente, dimensiones éticas que afecta la
legitimidad de la democracia y la propia gobernabilidad, ya que no es posible afirmar
que la distribución de los ingresos en nuestros países es fruto de puntos de partida
similares (inequidad de origen) ni del respeto de todos a las reglas del juego
(inequidad de proceso).
La percepción de las desigualdades reduce el apoyo a las políticas económicas
como muestran recientes estudios sobre el descontento con las democracias en
América Latina (Latinobarómetro; 2003 y PNUD; 2004) y abre espacios al populismo
y las nuevas dictaduras. Las desigualdades sociales se transforman en
desigualdades de ciudadanía impidiendo el ejercicio de derechos básicos (15) y
siendo fácil presa del clientelismo y paternalismo (además de reducir la capacidad
de control social sobre los dirigentes políticos y la participación social). La
percepción de inequidades también incrementa la desconfianza al interior de los
grupos sociales reduciendo la formación de capital social y la operación en redes,
esencial para las nuevas formas de desarrollo territorial(de Franco; 2004).
La misma existencia de desigualdades sociales responde a circuitos de poder,
donde determinadas elites se orientan a la apropiación ilegitima del excedente
productivo, a través de los mecanismos asociados a la existencia de mercados
opacos y “sin competencia perfecta” y mediante su influencia en el Estado
(nacional, regional o municipal).
En el caso de Brasil y Ceará la presencia de la corrupción es un mecanismo
complementario de gran importancia en la generación de desigualdades sociales.
Para Kliksberg (2002) la corrupción “es una fuente formidable de creación de
desigualdad, no se ve obligada a prestar cuentas, controla la opinión pública, los
medios de información y la ciudadanía organizada de diversas formas” (16).
Recientes casos de corrupción como Banestado han establecido una relación
estrecha entre política y narcotráfico, hecho de la mayor gravedad para la
democracia brasileña (17).
Pero la desigualdad social también tiene importantes impactos económicos, aparte
de bloquear parcialmente el efecto del crecimiento económico. En particular, las
desigualdades pueden incrementar los efectos nocivos de las fallas de mercado,
como por ejemplo, las dificultades de acceder al crédito por parte de emprendedores
10
de baja renta y/o patrimonio o de padres pobres que desean financiar los estudios
de hijos talentosos (Rivas; 2004).
Kliksberg , siguiendo al Premio Nóbel de Economía Amartya Sen, sostiene que la
desigualdad social no se limita a las diferencias de renta y que pueden existir otras
dimensiones cuyas interacciones con ésta generan verdaderos circuitos de exclusión
social. Mencionaremos las más importantes:
a) desigualdades en capacidades de funcionamiento (específicamente de acceso
a una nutrición adecuada, salud y educación)
b) desigualdades en el acceso a activos productivos(como tierra, bienes de
capital, tecnologías y calificaciones educacionales)
c) Acceso al crédito ( que puede ser usado en adquisición de bienes de capital o
educación)
d) Desigual en el acceso a educación de calidad (para garantizar una inserción
productiva estable).
Deiniger y Squire (1996) han mostrado que son estas desigualdades de activos los
responsables de que el crecimiento no reduzca la pobreza, pues operan en forma
sistémica excluyendo del esfuerzo productivo a los sectores más pobres. Parte
importante de las fuentes de desigualdad generan accesos muy diferenciados al
mercado de trabajo, condicionando de esta manera una de las principales fuentes de
renta.
Así, la detección de círculos perversos en que las fuentes de inequidad social se
refuerzan mutuamente es parte de las investigaciones que deben ser realizadas de
manera de fundamentar políticas específicas para desatar los nudos críticos del
desarrollo endógeno en territorios desiguales. Para Joan Prats, “no se lucha
eficazmente contra la desigualdad sólo con las políticas sociales. La superación de
las desigualdades sociales afecta al conjunto de las políticas públicas, pero sobre
todo exige la alteración de los equilibrios de poder y de las reglas del juego entre los
diferentes actores sociales, es decir, la reforma institucional” (Prats;2004).
En un artículo posterior mostraremos como la desigualdad social condiciona la
eficiencia de las principales fuerzas del desarrollo endógeno, Es importante
considerar que tanto las fuerzas del desarrollo como los círculos de desigualdad son
sistémicos, es decir, poseen relaciones de retroalimentación al interior de ellos,
potenciándose. También, que el despliegue de las fuerzas del desarrollo, aunque
mediatizado por las desigualdades, impacta sobre ellas reduciendolas. De ahí la
importancia de políticas coordinadas de desarrollo económico territorial y social
(Vergara; 2004), como las que ha emprendido el Gobierno del Ceará, en Brasil.
Notas
1. Este artículo corresponde a un resumen y Parte I del artículo “Construindo desenvolvimento
endógeno em territórios pobres e socialmente desiguais”, publicado en el libro editado por Patricio
Vergara “Desenvolvimento endógeno: um novo paradigma para gestão local e regional”, EdiUECE,
Fortaleza, Brasil, 2004 (en prensa).
11
2. Este proceso en la “ciencia regional” tiene una evidente influencia de cambios paradigmáticos que
están aconteciendo en ciencias “mayores” como la física, la química y la biología, que pueden ser
resumidas en la emergencia del paradigma de la complejidad como complementario al hasta ahora
incuestionado paradigma determinista (ver a este respecto los trabajos de Prigogine; 1996, Pessis-
Pasternak; 1992 Capra; 2002, Briggs y Peat; 2000 y Varela; 1996)
3. A este respecto es importante rescatar el importante rol de CEPAL en la conformación de un
pensamiento latinoamericano como respuesta a las singularidades de esta zona del planeta, como
acaba de recordar un ex Presidente de Brasil (Cardoso; 2004).
4. Algunos analistas han llegado a sostener que el Nordeste es un verdadero “triángulo de las
Bermudas” donde toda tentativa por promover el desarrollo desaparece y donde el crecimiento “no da
certo para o povo”. Esa fuerza gravitacional anómala sería la permanencia de sistemas políticos
oligárquicos ( nuevo coronelismo), altamente eficaces en filtrar recursos del Estado.
5. Esta idea posee una fuerte influencia de las concepciones de Maturana y Varela sobre la
autopoiesis, de Prigogine sobre la auto-organización de los seres vivos y de Luhmann sobre sistemas
sociales auto-reproducidos a través de la comunicación.
6. Para ello resulta fundamental el constructivismo lingüístico, entendido como conversaciones
sociales para el desarrollo (Boisier; 2000).
7. Después de años de magros resultados como fueron 2001 y 2002 donde el PIB se mantuvo
estancado, América Latina creció al 1,6% en 2003 y proyecta crecer al 4,5% en 2004, según datos de
CEPAL de agosto de 2004 (CEPAL;2004).
8. Simon Kuznets, Premio Nóbel de Economía 1971, sostiene que, en los países menos
desarrollados, el crecimiento genera crecientes niveles de desigualdad hasta un cierto punto, a partir
del cual la relación pasa a ser inversa, es decir, el crecimiento empezaría a generar niveles de
desigualdad decrecientes.
9. En particular se constata que el propio Kuznets desconfiaba de la validez de su “especulación”,
basada en escasa evidencia empírica (sólo para USA. Alemania e Inglaterra y para períodos
anteriores a la segunda guerra mundial, periodo en que surge con mayor fuerza el desarrollo.
10. Un interesante análisis acerca de la importancia de la matriz colonial ibérica como un elemento
fundador de la sociedad de la desigualdad latinoamericana se encuentra en Yañez (2002).
11. Según datos recientes de la encuesta de hogares (CASEN 2003) a fines de 2003 los índices de
Gini descendieron levemente, desde 0,58 en 2000 a 0,57 . Después de tres gobiernos democráticos
los niveles de desigualdad son los mismos dejados por la dictadura de Pinochet.
12. Ravallion (1997) entrega argumentos que sustentan la idea de que, para cualquier nivel de
crecimiento, a mayor desigualdad inicial, menor será la tasa a la cual caerá la pobreza. Este resultado
se origina por lo que el autor denomina “efecto elasticidad crecimiento” el cual señala que a mayor
nivel de desigualdad inicial los pobres ganarán menos del crecimiento en términos absolutos, lo que
afectará la tasa a la cual puede caer la pobreza.
13. Un estudio dado a conocer en 2002 muestra que la elite política, empresarial y social chilena
proviene fundamentalmente de 8 colegios de enseñanza secundaria localizados en Santiago de
Chile, siete de ellos privados. Una situación similar se observa en la formación universitaria de estas
elites, la que se concentra en dos universidades: la Pontificia Universidad Católica de Chile y la
Universidad de Chile.
14. Un reciente estudio de NAEG de la Universidad de Sao Paulo, USP, la más reputada de Brasil,
muestra “la hiperconcentración de las oportunidades de acceso a la enseñanza superior pública en
12
manos de una pequeña porción de la población” de Sao Paulo (Folha de São Paulo, domingo 30 de
mayo de 2004).
15. Así, por ejemplo, según datos del Anuario estadístico del Ceará, de los más de 4, 8 millones de
votantes del Estado en 2003, casi la mitad es analfabeto o sólo sabe leer y escribir. Cifras sobre
analfabetismo funcional en el Ceará indican que de los mayores de 15 años, un 41,5 % corresponde
a esta categoría, el 6º peor resultado de Brasil, según IBGE, 2001.
16. Un reciente Informe de Naciones Unidas muestra que en Brasil el crimen organizado mueve en
torno al 5% del PIB, cerca de 25 billones de dólares. La mitad de ese valor provendría de la
corrupción y el resto de crímenes como tráfico de drogas, armas y contrabando.
17. Según la cadena británica BBC, “éste puede ser el mayor escándalo de corrupción que golpea a
Brasil en más de una década y ha comenzado a ser descrito por los analistas locales como una
bomba de tiempo para la política brasileña. BBC sostiene que se cree que la mayoría del dinero en
cuestión proviene de corrupción y del tráfico de drogas” (BBC News; 2004).
Bibliografía
Banco Mundial;1999: “Informe sobre el desarrollo mundial 1999. El conocimiento
al servicio del desarrollo”, Multi-Prensa, Madrid, España
Banco Mundial; 2000: “Informe sobre el Desarrollo Mundial 2000/2001. Lucha
contra la pobreza”, Banco Mundial, Multi-Prensa,
Washington, USA.
Banco Mundial ; 2004: “Culture and Sustainable Development. A Framework for
Action”, trabajo de Seminario Banco Mundial 1999, publicado
en página Web del Development Gateway.
BBC News (2004): “Brazil uncovers corrupt officials” UK Edition, on line, del día
6 de septiembre de 2004.
Boisier,Sergio;2000: “Conversaciones Sociales y desarrollo regional.
Potenciación del capital sinergético y creación de sinergía
cognitiva en una región (Región del Maule Chile)”. Editorial
de la Universidad de Talca, Talca, Chile.
Boisier, Sergio; 2003: “ ¿Y si el desarrollo fuese una emergencia sistémica?”, en
Fabio Giraldo (Editor): “Ciudad y complejidad”, Creación
Humana, FICA, Ensayo error, Bogotá, Colombia.
Boisier, Sergio y Lira, Luis (1996): “El subdesarrollo comienza la Sur” en Revista
Estudios Sociales Nº 89, C.P.U., Santiago de Chile.
Boisier et. All. (1981): “Planificación regional en América Latina: una teoría en
busca de una práctica” (con F. Cepeda, J. Hilhorst, S. Riffka,
F. Uribe-Echevarría), ILPES/SIAP, Santiago de Chile.
Briggs, John y Peat, F. David(2000): “A sabedoria do Caos. Sete liçoes que vao
mudar sua vida”, Editora Campus, Rio de Janeiro, Brasil.
Bruno, Michael;1996: “Equity and Growth in Developing countries: Old and new
perspectives on the policy Issues”, World Bank, USA (con
Martin Ravallion y Lyn Squire).
Capra, Fritjof;2002: “As conexoes ocultas. Ciência para uma vida sustentável”,
Cultrix-Amana-Key, Sao Paulo, Brasil.
13
Cardoso, Fernando Henrique; 2004: “Más allá de la economía. Interacciones de la
política y desarrollo económico”, Revista de la CEPAL Nº 83;
CEPAL, Santiago de Chile, agosto de 2004.
CEPAL; 2003: “Balance preliminar de las economías de América Latina y El
Caribe”, Naciones Unidas, diciembre de 2003, Santiago de
Chile.
CEPAL/IPEA/PNUD;2003 “Hacia el objetivo del milenio de reducir la pobreza en
América Latina y El Caribe”, Libros de la CEPAL 70, febrero
de 2003, Santiago de Chile.
De Franco, Augusto; 2003: “A revolução do local. Globalização, glocalização,
localização”, AED, Editora de Cultura, São Paulo. Brasil.
De Franco, Augusto; 2004: “Capital social e desenvolvimento local” en Patricio
Vergara (Coordinador): “Desenvolvimento endógeno: um
novo paradigma para gestão local e regional”, EdiUECE,
Fortaleza, Brasil (en prensa).
Deininger y Squire;1996: “A new data set Measuring Income Inequality”, The World
Bank Economic Review Nº 3, Volumen 10, USA.
Garofoli, Gioacchino, 1995: “Desarrollo económico, organización de la
producción y territorio”, en A. Vázquez-Barquero y G.
Garofoli (eds.) Desarrollo económico local en Europa,
Colegio de Economistas de Madrid, España.
Hardy, Clarisa; 2003: “Pobreza y desigualdades en América Latina: Desafíos de
Cambio en las políticas sociales”, Foro 2003, Fundación
Chile 21, octubre 2003, Santiago de Chile.
Kliksberg, Bernardo;2002: “Desigualdade na América latina. O debate adiado”,
UNESCO, Cortez Editora, 3ª Edición, Sao Paulo, Brasil.
Kuhn, Thomas S.; 2000: “La estructura de las revoluciones científicas”, 16ª
Edición,Fondo de Cultura Económica, México (original de
1962).
Latinobarometro; 2003: “La democracia y la economía. Informe Resumen
Latinobarometro”, En Web: www.latinobarometro.org
Lustig, Nora, Arias, Omar y Rigolini, Jamele (2002): ”Reducción de la pobreza y
crecimiento económico: La doble causalidad”, BID, USA.
MIDEPLAN; 2004: “Pobreza, Distribución del Ingreso e Impacto Distributivo del
Gasto Social”, Volumen 1,Serie CASEN 2003, División
Social del Ministerio de Planificación y Cooperación,
Santiago de Chile, Agosto de 2004.
Pessis-Pasternak; Guitta; 1991: “ Do caos à Inteligência artificial”, Editora UNESP,
São Paulo, Brasil.
PNUD; 2000: “Informe sobre Desarrollo Humano en Chile. Más sociedad
para gobernar el futuro”, PNUD-Chile, Santiago de Chile.
PNUD; 2004: “La democracia en América Latina”, PNUD, abril de 2004,
Lima, Perú.
Portes, Alejandro; 2001: “El neoliberalismo y la Sociología del Desarrollo.
Tendencias emergentes y efectos inesperados”. En Franco,
Rolando (Coord.): Sociología del Desarrollo, políticas
sociales y democracia, CEPAL, Siglo XXI Editores, México.
Prats, Joan; 2004: “Desigualdad y desarrollo en América Latina”, en
Gobernanza, Revista internacional de gobernabilidad para el
desarrollo humano, Edición Nº 2 (06/04/2004).
14
Prigogine, Ilya;1996: “O fim das certezas. Tempo, caos e as leis da natureza”.
Editora UNESP, 3ª Reimpressão, São Paulo, Brasil.
Ravallion, Martin y Chen, Shaohua;1997: “What can new surveys data tell us about
recent changes in Distribution and Poverty”, World Bank,
USA.
Rivas, Gonzalo;2004: “La distribución del ingreso en Chile: Notas desde la
perplejidad”, Foro 2004, Fundación Chile 21, marzo 2004,
Santiago de Chile.
Sabatini; Francisco: “Segregaçao urbana na América Latina”, en Patricio Vergara
(Coordinador): “Desenvolvimento endógeno: um novo
paradigma para gestão local e regional”, EdiUECE,
Fortaleza, Brasil (en prensa).
Stiglitz, Joseph; 1998: “”Más instrumentos y metas más amplias desde Washington
hasta Santiago. Seminario: Estabilidad y desarrollo
económico en Costa Rica. Las reformas pendientes”,
Academia Centroamericana.
Stiglitz,Joseph; 2002: “El malestar en la globalización”, Taurus, Buenos Aires,
Argentina.
Székely, Miguel;2001: “The 1990s in Latin America: Another decade of persistent
Inequality, but with somewhat lower Poverty”, BID, Working
Paper 454, junio 2001, Washington, USA.
Varela, Francisco; 1996: “Etica y Acción”, Dolmen Ensayo, Granica, Santiago de
Chile.
Vázquez Barquero, Antonio;1999: ”Desarrollo, Redes e Innovación. Lecciones
sobre desarrollo endógeno”, Ediciones Pirámide, Madrid,
España.
Vázquez Barquero, Antonio;2002 : ”Desenvolvimento endógeno em tempos de
Globalizaçao”, UFRGS Editora, Porto Alegre, Brasil.
Vazquez Barquero, Antonio; 2004:” Desarrollo endógeno: Interacción de las fuerzas
que gobiernan los procesos de crecimiento económico” en
Vergara y von Baer; (Ed.): “En la frontera del desarrollo
endógeno”, Ediciones Universidad de La Frontera, marzo de
2004, Temuco, Chile.
Vergara, Patricio; 2004: “Políticas públicas descentralizadas para el desarrollo
endógeno” en Vergara y von Baer; (Ed.): “En la frontera del
desarrollo endógeno”, Ediciones Universidad de La Frontera,
marzo de 2004, Temuco, Chile.
Yánez, César; 2000: “Atraso y desigualdad. América Latina y España en
perspectiva de historia económica”. Instituciones y
Desarrollo Nº 6; mayo de 2000, Instituto Internacional de
Gobernabilidad, Barcelona, España.
Yáñez, César; 2002: “Los Estados latinoamericanos y la pertinaz desigualdad:
una interpretación histórica de los obstáculos al desarrollo
humano” en Web de Instituto Internacional de
Gobernabilidad.
miércoles, 3 de diciembre de 2008
Suscribirse a:
Entradas (Atom)